Orgullo y arrogancia
Descripción: Una breve descripción del peligro inherente en el orgullo y la arrogancia, y cómo evitarlos.
Por Aisha Stacey (© 2015 IslamReligion.com)
Publicado el 11 May 2019 - Última modificación 10 Jul 2016
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Objetivos:
·Aprender el significado de la palabra árabe kibr y cómo se relaciona con la arrogancia y la vanidad.
·Descubrir maneras simples de alejar el orgullo y la arrogancia de nuestras vidas.
Términos árabes:
·Shaitan: Es la palabra usada en el Islam y en el idioma árabe para referirse al demonio o Satanás, la personificación del mal.
·Kibr: Arrogancia, orgullo, altanería, soberbia o desdén.
·Dunia: Este mundo, como contraparte del mundo del Más Allá.
·Sahabah (plural de sahabi): Se traduce como "compañeros". Un sahabi, como se utiliza comúnmente la palabra en la actualidad, es alguien que vio al Profeta Muhammad, creyó en él y murió como musulmán.
·Iblís: El nombre arábigo de Satanás.
·Rizq: Sustento o provisión. Todos los aspectos de la subsistencia de una persona caen bajo la definición de rizq, incluyendo, pero no restringido a, la riqueza y el estatus social.
·Du’a: Súplica, plegaria, pedirle algo a Allah.
El primer ser en mostrar orgullo y arrogancia fue Shaitan o, como se lo conoce especialmente en la historia de Adán, Iblís. Era muy orgulloso y arrogante porque se creyó mejor, superior a Adán.
“... Luego dije a los ángeles: '¡Hagan reverencia ante Adán!' Todos se prosternaron, excepto el demonio, que se negó a obedecer. [Dios] le preguntó: '¿Qué te impidió prosternarte cuando te lo ordené?' Respondió: 'Yo soy superior a él, pues a mí me creaste de fuego, mientras que a él lo creaste de barro'” (Corán 7:11-12).
Esa sensación de superioridad es la raíz de toda arrogancia y orgullo desmedido. Soy mejor que tú, gano más dinero, mi casa es más grande, mi intelecto es superior al tuyo, he viajado más que tú, mis músculos son más fuertes, hago mejor comida que tú, y la lista sigue... Algo que tienen en común todas las cosas sobre las que nos sentimos superiores es que son asuntos de la dunia. El amor a la dunia y sus trampas nos alejan paulatinamente del Paraíso. Ser o parecer superior de acuerdo a los estándares de la dunia puede ser mucho más una carga que una ayuda. Lo que hace una diferencia es nuestra consciencia de Dios; ser superior en ese aspecto es lo que cuenta.
Puede que usted gane más dinero que otros, pero ¿lo ha usado para complacer a Allah? Puede que haga deliciosas comidas, pero ¿alimentó a los pobres? Si la respuesta es sí y está orgulloso de sus logros, esto no es la arrogancia u orgullo que se traduce como kibr en árabe (orgullo y arrogancia innecesarios y perjudiciales). El Islam no está en contra de la innovación y los logros, más bien recompensa y alienta la excelencia y el éxito; la motivación, el deseo de retribución e incluso de reconocimiento no son pecados. El pecado es hacer algo con una intención incorrecta. Buscar obtener logros por la causa de Allah y servir la humanidad es la intención correcta, pero realizar una acción buscando el beneficio personal o por causa del amor propio es incorrecto. Hacer algo motivado por las propias necesidades y deseos mundanales y tener la sensación de que uno es importante, eso es kibr.
El kibr tiene como consecuencia no buscada que le desagrades a la gente, incluso que te teman; te quita su respeto. Además, y mucho más grave, es que te quite un lugar en el Paraíso. El Profeta Muhammad aconsejaba a los sahabah a menudo sobre la importancia de la humildad. Dijo: "... aquel que posea el peso de medio grano de mostaza de kibr en su corazón, no se le dará entrada al Paraíso"[1].
“Se les dirá: 'Entren por la puerta del Infierno, y morarán allí por toda la eternidad'. ¡Qué pésima morada tendrán los soberbios!” (Corán 39:72).
El kibr pone en peligro nuestro lugar en el Paraíso porque nos impide obtener cualidades de creyente. Una persona orgullosa no puede querer para los demás lo que quiere para sí misma, ni tampoco puede ser humilde o evitar la envidia. Una persona arrogante rehúsa aceptar consejos y le es difícil controlar su ira y enojo. Un creyente, sin embargo, hace un esfuerzo para remover estas características de su carácter y siempre cuida su comportamiento.
El Profeta Muhammad dijo que el Día del Juicio Allah no mirará a la persona que camina arrastrando sus ropas por vanidad. Su fiel amigo, Abu Bakr, acotó: "Oh, Mensajero de Allah, un costado de mi túnica cae un poco, pero cuido de subirlo". El Profeta respondió: "Pero no lo haces por orgullo"[2]. Una vez más observamos que el kibr, comportamiento presuntuoso, emana de la intención.
El remedio para el kibr y la forma de mantenerse alejado del orgullo y la arrogancia es tan simple como recordar quién es uno: solo un ser humano, con una madre y un padre como el resto de seres humanos. Todos lloramos las mismas lágrimas saladas y sangramos la misma sangre roja, y todos tenemos el mismo propósito en la vida: adorar a Allah. También debemos recordar que todo rizq viene de Él. Alguien puede ganar más dinero, pero fue Allah quien le dio la habilidad para hacerlo. Otra persona puede ser más hermosa, pero es Allah quien determinó sus genes. Cuando recibimos algo que percibimos como una bendición especial de Allah, debemos recordar ser agradecidos. Un paso más allá sería usar esa bendición para complacer a Allah y beneficiar a la humanidad o el planeta de alguna forma.
Otra solución para el kibr es recordar a Allah, mantenerlo siempre como prioridad en nuestras mentes, si es posible, en todo momento. Tenga presente que Allah ve todo, incluso lo que hay en nuestros corazones. Como musulmanes, fuimos bendecidos con un sistema de recordatorios: rezamos cinco veces al día, utilizamos palabras específicas, y se nos alienta a hacer du'a y tener a Allah siempre presente. Usamos estos métodos para acercarnos a Allah y obedecer Sus órdenes. Al hacer esto, protegemos nuestros corazones de los pecados del deseo y la codicia y aquellos relacionados con sentirnos superiores a los que nos rodean. Esta dunia es importante porque es nuestro examen final, no es una oportunidad de aprovisionarnos de bienes y pertenencias. Es deseable sentirse bien porque logramos una verdadera consciencia de Dios, no por tomar nuestro rizq y engañarnos pensando que lo logramos por nuestra cuenta. El orgullo y la arrogancia deben ser desterrados de nuestras vidas y reemplazados con bondad y compasión.
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