Abraham (parte 2 de 2)
Descripción: Esta lección aborda los eventos más importantes en la vida del Profeta Abraham (Ibrahim), basándonos en el Corán y la Sunnah.
Por Imam Kamil Mufti
Publicado el 17 Apr 2019 - Última modificación 20 Aug 2017
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Objetivos
·Conocer los eventos más importantes en la vida del Profeta Abraham (Ibrahim) basándonos en el Corán y la Sunnah.
Términos árabes
·Sunnah: La palabra Sunnah tiene varios significados según el área de estudio; sin embargo, el significado que generalmente se le atribuye es: palabras, acciones y aprobaciones del Profeta.
·Kabah: La estructura en forma de cubo ubicada en la ciudad de La Meca. Sirve como un punto focal hacia el cual se orientan los musulmanes durante la oración.
·Rakah: Ciclo del rezo.
·Hayy: Es la peregrinación a La Meca donde el peregrino realiza un conjunto de rituales. El Hayy es uno de los cinco pilares del Islam, y todo musulmán adulto debe realizarlo al menos una vez en su vida si cuenta con los medios económicos y es físicamente capaz [para realizar tal viaje].
·Sa’i: Consiste en caminar y correr entre las colinas de Safa y Marwa.
Después de años de infructuosa prédica y angustia por el probable destino de su padre en la otra vida, Ibrahim, con su corazón tierno, mantuvo su promesa de rogar por él. Pero era una promesa que Allah rechazó al final (Corán 9:113-114). Cuando Ibrahim dejó atrás Harrán y a los idólatras, hizo algo que sería un ejemplo para nosotros. Allah nos recomienda una parte de sus palabras y nos advierte contra otra:
“Tienen un buen ejemplo en Abraham y sus seguidores, cuando dijeron a su pueblo: 'Nosotros somos inocentes de ustedes y de cuanto adoran en lugar de Dios. Negamos que haya verdad en lo que ustedes creen, y comenzará la animadversión y el desacuerdo [en temas de creencia] hasta que no acepten que solamente Dios merece ser adorado'. Pero no hagan como Abraham, cuando le dijo a su padre: “Pediré perdón por ti, pero no puedo hacer nada por ti ante Dios'”[1].
Ibrahim emigró a Egipto, donde se encontró con el Faraón, gobernante de esa tierra. Sarah, una mujer bella y atractiva, llamó la atención del Faraón. Cuando se le preguntó por su relación con Sarah, Ibrahim respondió que ella era su hermana, queriendo decir que era su hermana en la fe. A través de ella, se iba a comunicar un mensaje convocando a los egipcios a adorar solo a Allah. Pensando que Sarah estaba disponible para su propio provecho, el Faraón la convocó rápidamente y ella, bajo instrucciones de Ibrahim, guardó silencio sobre la verdadera relación entre ambos. Sarah, sin embargo, era una mujer casta, y dirigió sus ruegos a Allah. Cuando el Faraón quiso acercarse a Sarah, la mitad superior de su cuerpo se paralizó. Él rogó a Sarah con angustia, prometiendo que la liberaría si ella levantaba el castigo. Sin embargo, ella simplemente suplicó a Allah que liberara al Faraón, para demostrar que Allah tiene poder para protegerla si así lo desea. Solo después de un fallido tercer intento de tomarla el Faraón finalmente la dejó ir. Sarah volvió a Ibrahim, acompañada de Agar, un obsequio del Faraón para quedar en buenos términos con alguien tan protegido por Allah. Ella comunicó un poderoso mensaje a los paganos egipcios, aunque el Faraón no supo encaminar bien su obsequio reconciliatorio, el cual debió estar dirigido a Allah.
Cargado de regalos, Ibrahim retornó a Palestina. Sin embargo, Sarah e Ibrahim seguían sin tener hijos, a pesar de las promesas divinas de que tendría mucha descendencia. Guiada por el altruismo, Sarah sugirió que Ibrahim se casara con Agar, su sirvienta, como una segunda esposa para que le diera descendencia en su lugar. Estando en Palestina, Ibrahim se casó con Agar y ella le dio un hijo, Ismael.
Mientras Ismael aún era un bebé de pecho, Ibrahim recibió la orden de Allah de llevar a Agar e Ismael al valle desierto de Bakka, a 700 millas al sudoeste de Hebrón, valle que posteriormente sería llamado Meca. Ibrahim los dejó allí con un odre de agua y una bolsa de cuero conteniendo dátiles. Cuando Ibrahim empezó a alejarse dejándolos atrás, Agar empezó a preocuparse por lo que sucedía. Ibrahim no miró atrás; Agar lo siguió diciéndole: "¡Ibrahim! ¿Dónde vas dejándonos en un valle deshabitado sin que nadie nos acompañe ni haya nada allí?".Ibrahim apresuró el paso. Finalmente, Agar preguntó: "¿Allah te pidió hacerlo?". De pronto, Ibrahim se detuvo, se dio vuelta y dijo, ‘¡Si!’". Sintiéndose reconfortada por la respuesta, ella preguntó: "Ibrahim, ¿al cuidado de quién nos estás dejando?" "Los estoy dejando al cuidado de Allah", respondió Ibrahim. Agar se sometió a su Señor: "¡Allah me basta!"[2]. Ella volvió donde estaba el pequeño Ismael. Ibrahim partió después de haber rogado a Allah por su esposa y su hijo, lo cual hizo cuando ya estaba fuera de vista.
Pronto, el agua y los dátiles se terminaron y la desesperación de Agar iba en aumento. Sin poder saciar su sed ni poder dar el pecho a su hijo pequeño, Agar empezó a buscar agua. Empezó escalando la ladera rocosa de una colina cercana. "Tal vez pase por aquí una caravana", se dijo en sus adentros. Luego corrió entre las dos colinas de Safa y Marwa, siete veces, buscando agua, y luego oyó una voz. Mirando hacia abajo en el valle, vio a alguien parado al lado de Ismael. Era el ángel Gabriel, quien golpeó el suelo con su talón cerca del niño, mientras ella bajaba apresuradamente, y el agua comenzó a brotar. ¡Era un milagro! Agar improvisó una hoya para retener el agua y poder llenar su odre. "No temas ser abandonada", dijo el ángel, "pues esta es la casa de Allah, que será construida por este niño y su padre, y Allah no abandona a su gente"[3]. Poco después, la tribu árabe de Yurhum, migrando en su camino usual desde el sur de Arabia, se detuvo mientras pasaban por el valle de La Meca. Les pareció raro ver aves volando en esa dirección, pues era conocido por ser un valle seco y deshabitado, así que fueron a ver qué pasaba. Cuando vieron el agua abundante, le preguntaron a la madre con el niño si la podrían compartir con ellos. Eventualmente, se establecieron en La Meca e Ismael creció entre ellos.
Durante una reunión con su familia en La Meca después de años de separación, Allah ordenó a Ibrahim a través de un sueño que sacrifique a su hijo, con el que recién se había reunido después de casi una década de plegarias y separación. Ibrahim consultó a su hijo para ver si él comprendía: “[Abraham] le dijo: '¡Oh, hijito mío! He visto en sueños que te sacrificaba; dime, qué opinas'. Le dijo: '¡Oh, padre mío! Haz lo que te ha sido ordenado; encontrarás, si Dios quiere, que seré de los pacientes'”[4]. El piadoso hijo de un piadoso padre estaba comprometido con la sumisión a Allah y voluntariamente accedió a ser sacrificado. A Ibrahim se le ordenó llevar a su hijo hasta Mina, unas cuatro millas fuera de la Meca, y allí lo recostó para sacrificarlo. Justo cuando el cuchillo de Ibrahim estaba por cortar, una voz lo detuvo: “Lo llamé: '¡Oh, Abraham! Has cumplido con lo que viste [en tus sueños]. Así recompenso a los que hacen el bien'. Esa fue una dura prueba”[5]. Ibrahim recibió la orden de redimir a Ismael por medio de un carnero: "Pero lo rescaté [a su hijo, ordenando a Abraham que sacrificara en su lugar un carnero] e hiciera una gran ofrenda".
Después de que Ibrahim retornó a Palestina, fue visitado por los ángeles, quienes les dieron a él y a Sarah las buenas nuevas de otro hijo, Isaac, con las siguientes palabras: “Le dijeron: 'No temas, te anunciamos el nacimiento de un hijo sabio'”[6].
En uno de sus viajes posteriores a La Meca, ambos construyeron la Kabah por mandato de Allah. Mientras padre e hijo construían la Kabah, rogaban:
“Y [recuerden] cuando Abraham e Ismael levantaron los cimientos de La Casa, dijeron: '¡Oh, Señor! Acepta nuestra obra. Tú eres el que todo lo oye, todo lo sabe. ¡Señor nuestro! Haz que nosotros nos entreguemos a Tu voluntad, y que nuestra descendencia también lo haga [como una nación de musulmanes]. Enséñanos nuestros ritos para la peregrinación y acepta nuestro arrepentimiento; Tú eres el Indulgente, el Misericordioso. ¡Señor nuestro! Haz surgir de entre nuestra descendencia un Mensajero que les recite Tus palabras y les enseñe el Libro y la sabiduría, y los purifique. Tú eres el Poderoso, el Sabio” (Corán 2:127-129).
Antes de abandonar La Meca, Ibrahim hizo un ruego especial a Allah, pidió que La Meca fuese bendecida, pidió protección para su familia de la falsa adoración de los ídolos, bendiciones para Ismael y sus descendientes, rezos regulares para sus descendientes, y perdón para sí mismo, para sus padres y para todos los creyentes (Corán 14:35-41). La plegaria de Ibrahim pidiendo un Mensajero, y para los descendientes de Ismael, fue respondida miles de años después, cuando Allah hizo surgir al Profeta Muhammad (que la misericordia y las bendiciones de Allah sean con él) entre los árabes.
Él debía proclamar una obligación impuesta sobre todo creyente en un solo Dios, la de peregrinar a la Kabah (Corán 22:27). ¿Por qué no se menciona esto en el judaísmo y el cristianismo actuales?, es algo intrigante, pero debe ser una omisión deliberada de sus enseñanzas religiosas, ya que se cambiaría el énfasis de su "tierra prometida" a otra tierra donde el "pueblo elegido de Israel" no está residiendo.
Ibrahim y el Hayy
Numerosos ritos del Hayy conmemoran eventos de la vida de Ibrahim y su familia. Después de circunvalar la Kabah, un musulmán debe rezar dos rakahs detrás de la Estación de Ibrahim, que es la piedra sobre la que se apoyaba para construir la Kabah. Después de este rezo, un musulmán bebe del agua de Zamzam, el agua milagrosa provista por el ángel Gabriel que salvó las vidas de Agar e Ismael. El rito del sa’i –caminata entre Safa y Marwa– conmemora la desesperada búsqueda de agua de Agar cuando ella y su bebé quedaron solos en La Meca. El sacrificio de un animal en Mina es en conmemoración a la voluntad de Ibrahim de sacrificar a su hijo por orden de Allah. Finalmente, el lanzamiento de guijarros a los tres obeliscos (yamarát) en Mina, ejemplifica el rechazo de Ibrahim a las tentaciones de Satanás, que trató de evitar que sacrificara a Ismael.
Ibrahim, aquel que fue elegido por Allah para ser su allegado (Jalil-ullah), sobre quien Allah dijo: “Haré de ti un guía para la gente”[7],volvió a Palestina y murió allí.
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